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Educación de primera con profes de segunda: la precarización docente y sus efectos en la calidad educativa

  • Ivonne Bohorquez
  • 25 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 27 may

salon de clases

La educación es un pilar fundamental para cualquier sociedad. Todes queremos una educación liberadora, que forme personas críticas, creativas y comprometidas con su entorno. Sin embargo, ¿es posible lograr este objetivo cuando quienes están a cargo de impartir esa educación, lxs docentes, enfrentan condiciones de precarización y falta de reconocimiento?


La escuela como espacio de control y poder


El filósofo francés Michel Foucault planteó una mirada sobre las instituciones educativas, entendiéndolas como espacios donde se ejerce el poder y el control sobre los individuos. Según Foucault, la escuela funciona como un dispositivo disciplinario que busca normalizar y moldear a los sujetos según ciertos parámetros establecidos.


Pero este poder no se limita a estudiantes, sino que también se está extendiendo a docentes. A través de mecanismos como la evaluación, la supervisión constante y la imposición de normas y estándares ajenos a la práctica pedagógica, se ejerce un control sobre la labor educadora que limita la autonomía y creatividad.


La precarización docente: una realidad alarmante


A este escenario de control se suma la precarización de las condiciones laborales de docentes. En Colombia, por ejemplo, muchos profesores se ven obligados a trabajar bajo modalidades por horas, con salarios que no corresponden a su nivel de formación y experiencia, y sin garantías de estabilidad o beneficios sociales. Lo mismo pasa en los colegios.


Esta situación genera una suerte de "castas" al interior de la comunidad educativa, donde algunxs docentes gozan de mejores condiciones que otrxs, lo que afecta la cohesión y el trabajo colaborativo necesarios para una educación transformadora. Profesores con sobrecarga, mala remuneración y sin estabilidad laboral difícilmente pueden ofrecer lo mejor de sí en su labor pedagógica. Nos vemos limitadxs para innovar, investigar y actualizarse, lo que repercute en la formación que recibe el estudiantado.


Además, esta situación genera desmotivación y frustración en educadores, llevando incluso al abandono de la profesión. Se pierde así un valioso capital humano y se afecta la continuidad de los procesos educativos.


Hacia una valoración real de la labor docente


Si queremos una educación liberadora, necesitamos valorar y dignificar a nuestrxs docentes. Esto implica garantizar condiciones laborales justas, con salarios acordes a su formación y experiencia, estabilidad laboral y oportunidades de desarrollo profesional.


Pero también requiere un cambio cultural, donde se reconozca el rol fundamental que cumplen lxs educadores en la construcción de alternativas. Valorar su saber, su experiencia y su compromiso, más allá de discursos retóricos, es un paso necesario para avanzar hacia una mejor educación para todes. Se requieren acciones concretas que transformen las realidades de profesores en su día a día.


¡No podemos seguir tolerando una educación transformadora con profes precarizadxs!


Es hora de darle a nuestrxs docentes el lugar que merecen, como protagonistas fundamentales de la transformación educativa. Solo así podremos construir una sociedad más justa, equitativa y libre. ¿Nos unimos en esta causa?


PD: Hay video del tema acá. También puedes hacer tu aporte, puedes hacerlo desde acá.


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