La precarización docente y su impacto en la vida de los educadores: cuando la vocación se enfrenta a la realidad
- Ivonne Bohorquez
- 19 sept 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 may

La docencia es una de las profesiones más nobles y fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad. Lxs educadores no solo transmiten conocimientos, sino que también inspiran, guían y transforman vidas. Sin embargo, detrás de esta vocación muchas veces se esconde una realidad horrible: la precarización laboral que enfrentan muchxs docentes y cómo esta situación impacta en sus vidas hasta el punto de llevarles a cuestionarse su permanencia en la profesión. Esta reflexión parte de mi conversación con el profesor Hamilton Fuentes de la sede La Paz, de la Universidad Nacional de Colombia.
La realidad detrás del aula: explotación laboral y abandono institucional
Cuando hablamos de precarización docente, nos referimos a condiciones laborales indignas que afectan la calidad de vida y el bienestar de educadores; este es el caso de docentes no planta de muchas instituciones de educación superior en el mundo entero. Algunos de los problemas más comunes son:
Salarios de miseria - Se reciben remuneraciones que no corresponden a su nivel de formación, experiencia y responsabilidades. Esto les obliga a buscar otros trabajos para complementar sus ingresos, lo que genera estrés y agotamiento.
Explotación del tiempo - La docencia no se limita a las horas de clase. También implica preparación de materiales, corrección de evaluaciones, atención a estudiantes y familias, y tareas administrativas. Muchas veces, estas actividades no son reconocidas ni remuneradas adecuadamente.
Incertidumbre constante - La contratación temporal, los cambios de asignación y la falta de oportunidades reales generan incertidumbre y preocupación constante por el futuro laboral.
La precarización no solo afecta la dimensión económica de los docentes, sino también su salud mental y emocional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido el estrés laboral como un factor de riesgo para la salud, y los docentes somos especialmente vulnerables.
Cuando la vocación ya no es suficiente: la difícil decisión de dejar la docencia
Ante este panorama, muchxs educadores se enfrentan a una encrucijada: seguir en una profesión que aman pero que les genera sufrimiento, o buscar otras oportunidades laborales que les permitan una mejor calidad de vida. No es una decisión fácil, pues implica renunciar a una vocación y a la posibilidad de impactar positivamente en la vida de estudiantes.
Según un informe del Ministerio de Educación, en Colombia cerca del 40% de los docentes abandonan la profesión en los primeros cinco años. Las principales razones son la falta de apoyo, la baja remuneración y el estrés laboral. Esta situación no solo afecta a docentes, sino también a la calidad educativa, pues se pierden talentos valiosos y se genera una alta rotación que dificulta la continuidad de los procesos pedagógicos.
Resistencia y transformación desde abajo
Frente a esta realidad, es urgente repensar la valoración social y política de la labor docente desde la resistencia organizada. Esto implica:
Dignificación real del trabajo - Salarios dignos, estabilidad laboral, oportunidades reales y reconocimiento de todas las actividades que implica la docencia.
Autoorganización y apoyo mutuo - Redes de docentes que se apoyen mutuamente, espacios de formación horizontal y construcción colectiva de alternativas pedagógicas. A propósito, para el caso de docentes en colegios privados en Colombia, hay una iniciativa que hace esto y se llama "Libertad Profesoral". La encuentran en Instagram.
Cuidado colectivo - Espacios comunitarios de escucha y apoyo emocional entre docentes, reconociendo que el cuidado es responsabilidad colectiva.
Transformación cultural - Acciones que resalten la importancia de la labor docente y construyan reconocimiento real hacia los educadores desde las comunidades.
Más allá de discursos y aplausos, lxs docentes necesitan acciones concretas que mejoren sus condiciones de vida y trabajo. Solo así podremos asegurar que la vocación docente no se vea truncada por la precarización, y que nuestrxs educadores puedan seguir cumpliendo su misión de transformar el mundo.
Es hora de pasar de la indignación a la acción. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de cuidar a quienes cuidan de nuestro futuro. Porque sin docentes valorados y apoyados, no hay educación liberadora ni transformación posible. ¿Te sumas a esta causa?
Les dejo el video del profe Hamilton. Si pueden apoyar esta acción política, este es el enlace.
Comments